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domingo, 24 de abril de 2011

No puedes controlar el amor, y mucho menos el enamorarse.

Hola mundo, hace un tiempo tuve unos propósitos  que eran realmente increíbles, estaba dispuesta a comerme el mundo, a montar las mayores oleadas de alegría, irme de fiesta, ponerme los tacones más altos del mundo, incluso hice una lista de sueños hasta el nunca llegado "fin del mundo", me propuse uno que nunca se lo había contado a nadie, hasta que lo encontré, me propuse encontrar a la persona que me haría feliz, me permití algunos fallos, lo que como todas hemos tenido son amores fallados, muchas ilusiones y pocas recompensas, en el momento en el que mi corazón fue roto a pedazos me prometí a mi misma que no volvería a dejar entrar a nadie hasta haber pasado el tiempo, pero me fue imposible, fueron pasando los días y necesitaba una dosis diaría de el, necesitaba que me diría te quiero, le necesitaba, y un día me dí cuenta de que un proposito no cumplí ¿Cuál fue? No enamorarme, lo hice, por la simple razón de no querer, por no querer enamorarme, pasó me enamoré como nunca antes lo había echo, porque es lo que suele pasar con el amor, que es como un huracán que te arrasa, te hinunda totalmente y no lo dejas ir, porque te sientes bien, te gusta, y a mi me gustó. Me gustaba el con sus tonterías con sus caritas, con sus no respuestas, creo que nunca había sido tan feliz, porque desde ese momento mi felicidad tuvo nombre y apellido.
Con el conseguí la felicidad absoluta :)

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